martes, 26 de noviembre de 2013

Cárcel y castigo para los músicos




Recientemente se ha hecho pública la condena de Laia, una chica que se enfrenta a 7 años de cárcel y cuyo juicio está a punto de celebrarse a espera de un veredicto. ¿Su delito? Estamos en España, no podía ser otro que… tocar el piano.

La vecina de Laia presentó ante la policía una denuncia alegando nada más y nada menos que “una lesión psíquica consistente en un trastorno adaptativo con síntomas de ansiedad reactivo al estrés ambiental de tipo auditivo”, algo que viene a significar que la chica molestaba a la señora porque el piano se escuchaba a través de la pared en la hora de la siesta, y debido a este trauma la vecina pide para Laia una pena de 7 años de cárcel, además de 9.800 euros de multa y por si fuera poco una inhabilitación para poder ejercer cualquier tipo de actividad relacionada con dicho instrumento, pues al parecer tener que escuchar a una concertista profesional que estudia conservatorio dos horas diarias es realmente horrible.

Según las leyes, que creo hoy en día siguen manteniéndose vigentes, hay un límite estipulado de decibelios que una persona puede hacer según x horas diarias, y aunque esta actividad los superara, cosa que realmente dudo, pues Laia tocaba el piano en una habitación insonorizada y a horas concretas del día, bastaría con llamar a la policía y ésta mediría los decibelios aplicando una multa si es necesario, lo que al parecer no era suficiente para la señora, pues pedía venganza de una u otra forma y, debido a que la multa no prosperó, decidió alegar grandes trastornos y problemas psicológicos causados por el terrible instrumento. Pero esto no es todo, sino que no contenta la señora con haber presentado cargos contra la chica, también lo hizo contra los padres, ¿por qué? Por regalarle el piano, pues, por supuesto, ¡son cómplices!

Así pues, todos debemos plantearnos abandonar cualquier tipo de actividad que esté relacionada con la música, ya sea cantar o tocar instrumentos, pues nuestros vecinos podrían acabar con un serio trauma y problemas psíquicos irreparables. Y de esta forma, mientras la cárcel se llena de músicos, los violadores salen a la calle; sin embargo, a ellos nadie les denunciará por tocar el piano, ¿cierto? 

Nuria Vicente Fernández 2ºBHB.

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