Llega un año más septiembre (por suerte o por desgracia) y con él, nuevas metas y propósitos. Para mí, un septiembre distinto al que hasta hace poco había sido “el de siempre”. Este año, tras 6, no se acaba el verano para volver a empezar mi rutina donde la dejé, sino que comienza una nueva etapa. Es duro dejar atrás un sitio en el que te has sentido siempre como en casa, es duro levantarse cada mañana y no ver todos los días a tus compañeros y, también, es duro no volver al centro y encontrar a esas personas que tanto nos han ayudado a crecer como personas estos años. Sufrir es avanzar, por supuesto, un paso necesario y que a todos antes o después nos llega.
Aún recuerdo mi primer día de clase en el instituto como si fuera ayer. Aquellos malditos nervios que vagaban con nosotros por los pasillos, aquellas miradas a personas desconocidas que veíamos en nuestra clase, sin saber que años más tarde seríamos uña y carne. Y así ha sido el instituto al fin y al cabo, aparte de ser nuestro centro de formación estos años, ha sido nuestra segunda casa, hemos conocido a gente que nos marcará para toda la vida y a otra que no tanto. Hemos crecido con muchas experiencias y hemos aprendido en él. Por eso, desde aquí, me gustaría mandar un mensaje a los futuros alumnos: APROVECHAD. Si algo he aprendido en este último año, ha sido a no perder ni un minuto de tiempo. Pues con todo se puede, hay tiempo para estudiar y aprender, pero también lo hay para disfrutar de los mejores años que os vienen. “Tempus fugit”
Sin más, me gustaría mostrar de alguna forma todo mi agradecimiento hacia las personas que más me han marcado esta etapa de mi vida, mis profesores. De alguna u otra forma todos han dejado una pequeña huella en mí y creo que, gracias a su dedicación, es lo que me ha hecho que hoy comience la carrera universitaria que siempre he deseado: educación.
Att: Marina Tejero Gómez, ex-alumna del IES “Villa de Alguazas”.
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